Esos años los compartí con muchas personas pero cuatro de ellas ocuparon un lugar muy especial y con las que compartí cada momento de esos cuatro años.
Llegamos juntas a Santiago, a la misma residencia universitaria e igual de perdidas. Cada una venía de un rincón de Galicia y con una meta totalmente diferente de la otra. Con los años, una se convertiría en farmacéutica, otra en odontóloga, la tercera en ginecóloga, otra llegaría a ser oftalmóloga y la que escribe en periodista. Parecía difícil que a priori personas tan diferentes congeniaran tan pronto, pero así fue. Poco a poco comenzamos a compartir confidencias en las habitaciones, cafés entre descanso y descanso del estudio, noches de fiesta, viajes al fin del mundo y sueños.
Tras varios años, fuimos terminando nuestras licenciaturas y haciéndonos hueco en el complicado mundo laboral a lo largo de todo el territorio nacional.
Hace ya varios años que todas dejamos Santiago y volver a reunirnos cada vez se hacía más complicado. Tras muchos intentos, conseguimos organizar una quedada en Madrid hace unos días para unir las 5 partes de un parchís que marcó nuestra etapa universitaria. Un parchís que partimos en 5 piezas y que cada una recibimos a medida que nos licenciábamos. Unas piezas que tras 5 años se volvieron a unir para recordar viejos tiempos y pasar un fin de semana increíble.
Pdt: No, nunca jugamos con este parchís. Para nosotras es un símbolo ya que lo encontramos el año que llegamos a Santiago.
No hay comentarios:
Publicar un comentario